¿Quién fue Maximiliano de Habsburgo?
Maximiliano de Habsburgo fue el segundo y último emperador de México, un personaje histórico que vivió una vida llena de aventuras, amores y tragedias.
Los orígenes de Maximiliano
Maximiliano nació el 6 de julio de 1832 en Viena, Austria, en el seno de una familia noble.
Su padre era el archiduque Francisco Carlos de Austria y su madre era Sofía de Baviera, aunque algunos dicen que su verdadero padre era Napoleón II.
Desde pequeño, Maximiliano recibió una educación militar y aprendió varios idiomas, entre ellos el francés, el inglés, el polaco y el italiano.
También se interesó por las bellas artes y la literatura, lo que le hizo ganarse la simpatía de la Corte Imperial de Viena.
A los 22 años, Maximiliano se enamoró de la princesa Amalia de Portugal, con quien planeaba casarse.
Sin embargo, el destino le arrebató a su primer amor, pues Amalia murió de tuberculosis en 1853.
Maximiliano quedó tan afectado que llevó su anillo hasta el día de su muerte.
Su matrimonio con Carlota
En 1857, Maximiliano contrajo matrimonio con Carlota Amalia de Bélgica, la hija del rey Leopoldo I.
El enlace fue más por conveniencia política que por amor, pues el suegro de Maximiliano quería que éste tuviera un cargo digno del título de Carlota.
Así, Maximiliano fue nombrado virrey del Reino Lombardo-Véneto, una región bajo el dominio austro-húngaro.
Sin embargo, en 1859 perdió su puesto tras la derrota de Austria frente a Francia y Cerdeña.
Entonces, Maximiliano se dedicó a cultivar sus aficiones humanísticas en su residencia de Miramar.
Su llegada a México
En 1861, Napoleón III invadió México aprovechando la debilidad del gobierno liberal de Benito Juárez y la Guerra Civil estadounidense.
El emperador francés quería establecer un imperio en América Latina y buscaba un candidato para ocupar el trono mexicano.
Tras una asamblea organizada por Napoleón III, se ofreció la Corona a Maximiliano, quien aceptó después de pensarlo mucho y bajo la influencia de su esposa y su suegro.
Así, en 1864, Maximiliano y Carlota llegaron a México como los nuevos emperadores.
Sin embargo, pronto se dieron cuenta de que no eran bienvenidos por la mayoría del pueblo mexicano, que seguía fiel a Juárez y a la República.
Además, los franceses no cumplieron con sus promesas de apoyo militar y económico.
Maximiliano intentó gobernar con justicia y liberalismo, pero se encontró con la oposición tanto de los conservadores como de los liberales.
En 1866, Napoleón III retiró sus tropas de México ante la presión de Estados Unidos.
Carlota viajó a Europa para pedir ayuda, pero enloqueció por el estrés y la desesperación.
Maximiliano se quedó solo en México, rodeado de enemigos y sin esperanza.
El final de Maximiliano
En 1867, las fuerzas republicanas sitiaron la ciudad de Querétaro, donde se refugiaba Maximiliano junto con sus generales Miguel Miramón y Tomás Mejía.
Tras un mes de resistencia, los imperialistas fueron traicionados por uno de sus oficiales y capturados por los juaristas.
Juárez ordenó que los tres prisioneros fueran juzgados por un tribunal militar y condenados a muerte por traición.
A pesar de las súplicas internacionales para que se le perdonara la vida a Maximiliano, Juárez no cedió y mantuvo la sentencia.
El 19 de junio de 1867, Maximiliano fue fusilado junto con Miramón y Mejía en el Cerro de las Campanas.
Antes de morir, repartió sus pertenencias entre sus verdugos y les pidió que apuntaran bien.
Así terminó la vida de Maximiliano de Habsburgo, el último emperador de México.