Sheinbaum defiende legitimidad de la asistencia
La presencia de personas coaccionadas o «acarreados» durante la reciente conmemoración en el Zócalo fue descartada categóricamente por la presidenta Sheinbaum. Ante los señalamientos surgidos tras el evento masivo por los siete años de la Cuarta Transformación, se afirmó que la actual administración no tolera prácticas que condicionen la voluntad ciudadana a cambio de beneficios o dádivas. Fue enfatizado que la participación observada respondió a una convicción genuina y no a mecanismos de presión política, desestimando así las acusaciones sobre el origen de los asistentes.
Respuesta ante los señalamientos opositores
Las críticas emitidas por sectores de la oposición, cuestionando la procedencia de la multitud reunida en la Plaza de la Constitución, fueron abordadas directamente durante la conferencia matutina. Se sostuvo por parte de la mandataria que su gobierno mantiene una postura histórica en contra del condicionamiento social. «Nunca aceptaríamos eso», fue declarado al referirse a la supuesta entrega de incentivos para garantizar la asistencia al mitin. Se reiteró que tales prácticas son contrarias a los principios que rigen el movimiento y que no tienen cabida en la actual gestión federal.
El entusiasmo como evidencia
El ambiente festivo y el ánimo percibido durante la jornada fueron señalados como prueba irrefutable de la autenticidad del evento. Según lo expresado, un «acto masivo de compra» de voluntades no habría sido capaz de generar la energía y el júbilo mostrados por los simpatizantes presentes. Fue argumentado que el entusiasmo en esa manifestación habría sido inexistente si la asistencia hubiera estado mediada por intereses económicos o coercitivos, validando así el respaldo popular recibido.
Postura contra las dádivas
Finalmente, se recalcó que la entrega de dádivas a cambio de apoyo político es una práctica rechazada de manera absoluta. «Siempre hemos estado en contra» de cualquier intercambio de favores por participación, fue puntualizado para cerrar la controversia. La legitimidad de la conmemoración, por tanto, fue defendida al asegurar que la movilización ciudadana se dio de manera libre. Desmintiendo las versiones que sugerían lo contrario y reafirmando el compromiso con una política libre de corporativismo y manipulación de las masas.



