Impacto histórico del 19 de septiembre
El 19 de septiembre de 1985 marcó un antes y un después en la Ciudad de México, cuando un potente terremoto de magnitud 8,1 sacudió la capital durante aproximadamente 90 segundos. A esa hora, la ciudad fue golpeada por la naturaleza, exponiendo la vulnerabilidad de su población, infraestructura y autoridades ante un desastre de tal magnitud.
La hora que despertó a la ciudad
A las 07:19 de la mañana, la capital fue sorprendida por un movimiento sísmico devastador, originado a unos 400 km de la costa del Pacífico. La población, sorprendida y poco preparada, fue testigo de la fuerza de un terremoto histórico que dejó miles de víctimas y enseñanzas sobre la seguridad sísmica.
Lecciones del suelo lacustre
Se ha explicado que antes de 1985, pocos conocían la peligrosidad del suelo en que se asienta gran parte de la ciudad. Víctor Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica de la UNAM, detalló que los sedimentos lacustres de antiguos lagos amplificaron el movimiento sísmico, llegando a ser hasta 500 veces más intenso que en otras zonas. Este fenómeno destacó la importancia de estudiar y reforzar la infraestructura de la capital.
Preparación y cambios posteriores
Tras el 19 de septiembre, se han implementado estrategias de prevención y protocolos de emergencia en la ciudad. Se han establecido simulacros y sistemas de alerta que buscan reducir riesgos y salvar vidas ante futuros sismos. La memoria de aquel día sigue presente en la conciencia colectiva, recordando que la prevención y la educación son herramientas fundamentales para enfrentar desastres naturales.
Conmemoración y recuerdo
Cada 19 de septiembre, la ciudad conmemora a las víctimas y reconoce los avances en protección civil que han surgido a raíz del terremoto. Se recuerda que la resiliencia de la población y la coordinación de las autoridades han sido clave para enfrentar los desafíos sísmicos, manteniendo viva la memoria de aquel día histórico.