Un libro de oraciones con anotaciones del rey
¿Qué dicen los garabatos de Enrique VIII?
Enrique VIII fue uno de los reyes más famosos y controvertidos de la historia de Inglaterra.
Su vida personal, marcada por sus seis matrimonios y su ruptura con la Iglesia Católica, ha sido objeto de numerosas obras de ficción y documentales.
Sin embargo, hay un aspecto menos conocido de su personalidad: sus garabatos.
Sí, has leído bien. El rey Enrique VIII dejó una serie de garabatos en un libro de oraciones que le regaló su última esposa, Catalina Parr, en 1544.
Estos garabatos, que han sido descubiertos recientemente por una académica canadiense, revelan la angustia que sentía el monarca por su salud y sus acciones pasadas.
En este artículo, te vamos a revelar los detalles de este hallazgo sorprendente y cómo nos muestra el lado más íntimo y humano de Enrique VIII.
¿Qué es el libro de oraciones?
El libro de oraciones, que lleva el título de “Salmos u oraciones”, lo tradujo del latín al inglés Catalina Parr, la sexta y última esposa de Enrique VIII.
Se trata de una colección de oraciones basadas en los salmos bíblicos, adaptadas a las circunstancias políticas y personales del rey.
El libro se imprimió en 1544 y se repartió entre algunos cortesanos seleccionados, para que apoyaran la devoción del rey y su causa bélica contra Francia.
El ejemplar que perteneció a Enrique VIII se conserva actualmente en la biblioteca Wormsley de Stokenchurch, Inglaterra.
¿Cómo se descubrieron los garabatos?
Micheline White, profesora asociada del Colegio de Humanidades y del Departamento de Inglés de la Universidad de Carleton, Canadá, descubrió los garabatos por casualidad.
White estaba ojeando el libro cuando se percató de unas notas al margen que le resultaron familiares.
White había estudiado previamente las anotaciones que Enrique VIII había hecho en otros libros y reconoció su estilo y su caligrafía. “Me quedé atónita”, dijo White a CNN. “No sabía que había anotaciones al margen en el libro”.
White encontró un total de 14 garabatos dibujados a mano en los márgenes de cuatro salmos.
Los garabatos consisten en dos tipos de marcas:
Unas consisten en dibujos de una mano con el dedo índice apuntando, a las que se llama “manecillas” o “índices”, y las otras son “tréboles”, que son tres puntos con un garabato.
¿Qué significan los garabatos?
Los garabatos muestran que Enrique VIII prestó atención al libro y que algunos pasajes le hicieron sentir identificado con su situación personal.
Las manecillas señalan los versos que le llamaron la atención, mientras que los tréboles marcan los puntos donde termina una oración o un párrafo.
Los salmos con garabatos abordan temas como el arrepentimiento, la sabiduría, la destrucción de los enemigos y la protección del rey y su ejército.
Estos temas muestran las preocupaciones que Enrique VIII tenía al final de su vida: su salud empeorada, sus pecados realizados, sus conflictos bélicos y su legado dinástico.
White cree que los garabatos tienen una doble función: por un lado, expresan los sentimientos personales del rey, y por otro, proyectan una imagen pública de piedad y rectitud.
Enrique VIII dejó sus anotaciones al margen sabiendo que algunos cortesanos escogidos las verían, lo que le ayudaría a ganar apoyo para su causa.
“Está claro que cuando los leía había ciertas cosas en su mente”, dijo White. “Le preocupaba que Dios lo castigara con enfermedades físicas”.
“Creo que intenta demostrar que es ejemplar”, añadió White, refiriéndose a las anotaciones junto a los pasajes en los que el narrador pide a Dios que le devuelva al buen camino.
“Es evidente que está muy preocupado”, concluyó White. “Hacia el final de su reinado definitivamente tenía mucho de qué preocuparse”.
¿Qué nos revelan los garabatos sobre Enrique VIII?
Los garabatos de Enrique VIII nos muestran un aspecto más íntimo y humano de su personalidad, que su fama de tirano y mujeriego ha eclipsado a menudo.
Nos muestran a un rey que, pese a su poder y su riqueza, se sentía vulnerable, inseguro y temeroso de su destino.
Los garabatos también nos muestran a un rey que era culto, inteligente y curioso, que leía libros en diferentes idiomas y que se interesaba por la teología, la política y la historia.
Un rey que, al igual que muchos de nosotros, dejaba sus huellas en las páginas de los libros que leía.
Los garabatos de Enrique VIII son, en definitiva, una ventana al alma de uno de los monarcas más fascinantes y complejos de la historia.
Un alma que, como dijo el propio rey en uno de sus salmos favoritos, clamaba a Dios: “No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares”.